domingo, 29 de julio de 2007

EN LA QUEBRA DEL AJI HAY UN CANTOR DE OTRO PLANETA



El Pepe Vergara estuvo cuando hubo que estar….nada impedía que en momentos que era necesario un poema o unas canciones, éste bajara desde su quebrada del ají por el camino de tierra con su guitarra y de la mano de Micaela hasta un lugar donde su presencia era requerida…..luego vimos sus frutos labrados en décimas, cuartetas, versos libres y todas aquellas formas que utilizan los poetas populares, allí están impresos cuatro de a lo menos 15 libros que esperan ser editados.

Ayer pasé a verlo, hacía tiempo que con el Javier andábamos intentando conversar con él, que andaba en Chilhué p’al lao de los parronales fue el último dato que alguien nos dio….ayer supe que fue operado de un tumor en una de sus piernas, allí al lado de un brasero estaba el Pepe revisando sus apuntes, me contó que los resultados de la biopsia a más de tres años de detectar el “quiste” no eran alentadores, se habla derechamente de cáncer y lo que viene es Quimioterapia.

La mala pata de los pobres, es precisamente no tener recursos para realizar las intervenciones oportunamente, que si hubiese tenido los recursos se habría operado antes, me contaba que los doctores y personal en el hospital eran macanudos, eso a mi me consta ya que el año pasado anduve más que por las cuerdas, lo mismo le pasó hace poco al Shiapacasse…entonces el problema no está cuando uno se encuentra en el hospital internado, el problema es que para llegar ahí, los tiempos son interminables y pueden definir que una simple intervención concluya en algo que no se pueda controlar.

Pero la palabra cáncer no asusta al Pepe, sigue escribiendo, sigue siendo una persona solidaria, siempre ha sido un hombre integro, guarda distancia de la politiquería, tiene planes de futuro, está dispuesto a dar todas las batallas que vienen…allí mientras los ciruelos pensando que ya han tenido suficiente frío despliegan sus flores…algunas gallinas escarban la tierra buscando insectos, la Micaela busca algunos libros con sus manos enharinadas por la masa que pronto se convertirá en pan, en aquellos hornos que el Pepe construye y que han prestigiado a la Quebrá del ají.

Fernando Orellana