domingo, 25 de octubre de 2009

¡CONSTRUIR UNA NUEVA MAYORÍA PROGRESISTA AHORA!

Adolfo Castillo

No parece posible poner en duda la inminencia del cambio político que está teniendo lugar hoy en Chile, cambio que traerá consigo modificaciones profundas en la composición del nuevo campo de fuerzas políticas que se enfrentarán a contar de marzo de 2010, pues no sólo ingresan a la arena pública nuevos actores, sino porque otros perderán la relevancia que han tenido.

En este contexto es ineludible tener presente la factores que forman parte del nuevo ciclo que ha comenzado a formarse así como delinear los pasos que se deben dar para asegurar el triunfo de Marco Enríquez - Ominami en la carrera presidencial.


La Concertación se fragmenta

Una primera constatación es que los esfuerzos hechos por el equipo de asesores del candidato Eduardo Frei por posicionarlo como una carta de cambio y de continuidad del gobierno de la presidenta Bachelet han fracasado. Las encuestas establecen una tendencia clara: Marco Enríquez – Ominami mantiene una tendencia ascendente y Frei se estanca y baja. Los parlamentarios concertacionistas buscan salvar sus cupos a como de lugar, y comienzan a verse las primeras señales de abandono del barco que se hunde, a la vez que en el comando del senador se observa tensión y confusión política. El gobierno, por otra parte, se encuentra sometido a una intensa presión para que se involucre en la campaña de Frei, lo que ciertamente es analizado con sigilo por los asesores de la Presidenta, comprendiendo el riesgo que supone apostar a un posible perdedor, hecho que junto con erosionar su popularidad, favorezca las posiciones del candidato de la Alianza.


La derecha se torna populista

El hecho de que por primera vez una candidatura de derecha esté en el primer lugar de las preferencias del electorado, ha llevado a este sector a un populismo desatado, donde las promesas al viento son pan de cada día, junto a un gasto de campaña millonario y sin transparencia alguna. Como ha ocurrido en prácticamente todas las campañas, la derecha hará uso del dinero como principal recurso para tratar de comprar votantes.


La vieja izquierda reducida a su minima expresión

Los acuerdos electorales alcanzados por los comunistas y sus aliados con la Concertación, en los hechos tienen un enorme impacto político y simbólico que llevan a los límites de su supervivencia a un partido forjado en las primeras décadas del siglo XX. En un cuadro político de gran dinamismo signado por el potencial fin de la Concertación tal como la conocemos, el tardío paso dado por la izquierda extraparlamentaria bien puede constituirse en una trampa de la cual sea muy difícil escapar. Nada señala que las candidaturas comunistas apoyadas por la Concertación tengan éxito, lo que configura un cuadro aun más complejo para las pretensiones de Frei de obtener su eventual apoyo en una hipotética segunda vuelta él sea contendor frente a Piñera.


Construir una nueva Fuerza Política

Los acontecimientos políticos marchan a una velocidad superior a la que en ocasiones sus protagonistas perciben. La fuerza con que se ha instalado Marco Enríquez – Ominami señala que las condiciones subjetivas han madurado para construir una nueva alternativa progresista. Esa nueva mayoría progresista que se ha formado en el Chile que cambio, aquel que anhela modificaciones profundas al sistema que ha traído malestares a sus vidas y que desea fervientemente ponerle término, ve la posibilidad cierta de que un nuevo liderazgo encabece los cambios que Chile demanda y que han sido promesas incumplidas desde que se urdiera un pacto entre los vencedores del plebiscito de 1988, y los herederos de general Pinochet.

Ese mundo progresista que quiere educación y salud de calidad, respeto y cuidado con el medio ambiente, terminar con la militarización de la Araucanía, que ha buscado ser escuchado y formar parte de la construcción del futuro del país, ha percibido que Marco Enríquez - Ominami representa una esperanza de cambio genuino y el inicio de un protagonismo ciudadano.

En este contexto debe circunscribirse el debate sobre la construcción de un nuevo espacio político que sustituya a la Concertación tras su declive como coalición representativa del Chile que cambió. Se sostiene que no están las condiciones para constituir una nueva plataforma política de convergencia progresista hoy, pues lo prioritario es ganar el derecho a pasar a la segunda vuelta y enfrentar a Piñera en enero de 2010. Es indispensable repensar con seriedad este argumento, pues de lo contrario se corre un serio riesgo de caer en la improvisación y el oportunismo, y de ahí a la derrota.


Razones para constituir ahora una dirección política del nuevo progresismo

La población aprecia que la situación política ha ido experimentando un claro sentido que favorece a Marco Enríquez -Ominami: es una candidatura que va en alza continua; a la vez que se observa una enorme desproporción de recursos. La de Frei es apoyada por el Estado y quienes lo gobiernan, haciendo uso de la infraestructura y recursos públicos, y la de Piñera, que representa los intereses de los empresarios. Es decir, Marco Enríquez – Ominami, enfrenta cual David contra Goliat, al Mercado y al Estado al mismo tiempo. Su fuerza creciente está alojada en la ciudadanía cansada del ninguneo y las falsas promesas de cambiar el Chile que heredamos de la dictadura y los temores del pasado. Esa ciudadanía no ve referentes capaces de liderar un cambio progresista, un cambio ciudadano. Ve en Marco E-O una esperanza, una posibilidad real y a la mano.

El escenario más probable del 13 de diciembre próximo es que Marco E-O aventaje al candidato de la vieja Concertación y deba enfrentar a Piñera. Ese es el cuadro que exige actuar con claridad y sin ambages. Hoy se hace necesario avanzar a la constitución de un Frente Progresista para Chile, que exprese a la nueva sociedad que ha ido emergiendo en las últimas décadas.


¿Qué importancia política y simbólica tiene constituir ahora un nuevo referente progresista?

Se pueden distinguir los siguientes factores:

a) Se proyecta la imagen de una fuerza política amplia y nueva que respalda a Marco E-O, a la vez que constituye la primera señal de que está disponible una base de gobernabilidad para el futuro Presidente.

b) La aparición pública de nuevos rostros y voces que expresen la diversidad y el pluralismo de la nueva sociedad chilena, recoge un anhelo de larga data, que busca la renovación política de los liderazgos que han conducido el país en los últimos 40 años.

c) Se sientan las bases para un acuerdo nacional de desarrollo democrático incluyente y pluralista, que rompe con el entendimiento de los líderes políticos actuales y la alianza, entre conservadores y progresistas, integrando al pluralismo real que existe en el Chile de hoy.

Es urgente enviar la señal al país de que Marco E-O asienta su liderazgo sobre las esperanzas del cambio de millones de chilenos y chilenas.

Renunciar a esta responsabilidad hoy puede tener consecuencias letales para el mensaje que está enviando la ciudadanía a Marco E-O. Un escenario de triunfo en la primera vuelta sin existir claridad sobre este crucial punto podría traer consigo los siguientes procesos, que a su vez arrastrarían lastres difíciles de sobrellevar para alcanzar el triunfo:

a) La Concertación concluiría esa noche como proyecto político y comenzaría la diáspora desordenada hacia Marco E-O, en donde los apoyos que hoy se comienzan a escuchar de parte de quienes ya están abandonando los restos de la vieja Concertación, se tornarían en potenciales salvavidas de plomo para la opción de triunfar en segunda vuelta. Aun cuando todos los apoyos son requeridos y se requiere asegurar el mayor respaldo posible, la forma debe ser cuidada.

b) Los rostros que han sido parte del viejo gobierno concertacionista que concluye deben dejar paso a nuevas voces ausentes durante años de redemocratización, vale decir, un entendimiento con los restos de la Concertación, sólo es posible con figuras que no expresen el continuismo de una forma de hacer las cosas que ha terminado por desesperanzar a la mayoría de Chile.

Un escenario de segunda vuelta sin una fuerza política emergente, sin un Frente Progresista respaldando sólidamente a Marco E-O, podría llevar a su derrota frente a Piñera, pues, a la diáspora y confusión que vivirá la Concertación, se sumarán fenómenos políticos morbosos, propios de las crisis políticas como la que sacudirá a Chile en ese tránsito histórico.


¡Es urgente y necesario constituir el Frente progresista ahora!


Este nuevo acuerdo político progresista tendrá las tareas de:

  1. Articular el trabajo territorial y llevar los contenidos y mensajes del programa de cambio de Marco E-O, a través de una pedagogía ciudadana que junto con generar conciencia y apoyo permita la formación de una nueva organización política de base, que se constituya en los cimientos del futuro actor político que se proyectará hacia los años venideros.
  1. Constituir las bases para un acuerdo de gobierno plural y progresista que de gobernabilidad al liderazgo que encarna Marco E-O. Es de esta dirección política en donde debe zanjarse la conformación de los equipos de gobierno próximo.
  1. Aglutinar y Convocar a todos los demócratas que deseen integrarse a las tareas para asegurar el triunfo de Marco E-O en segunda vuelta.
  1. Definir la modalidad de funcionamiento del Frente progresista en Chile, y trazar las medidas políticas inmediatas que se podrían en marcha los primeros 30 días del gobierno del cambio ciudadano.


Hacemos un llamado a las fuerzas y actores políticos que nos hemos concertado para respaldar a Marco E-O a asumir este desafío histórico, a no dudar en la victoria y a redoblar la confianza en la ciudadanía que espera de nosotros abrir el camino por donde pasen los hombres y mujeres libres del Chile que soñamos.


Hoy es el momento de actuar, es ahora cuando el Chile progresista exige de nosotros dar un paso firme hacia la superación del pasado y avanzar al futuro, para alcanzar mayor justicia social, más igualdad, más democracia y más libertad.


No hay comentarios.: